Ahí están.
Tus apuntes.
Tus frases sueltas, esos títulos que nacieron sin cuerpo, las ideas que anotaste en una servilleta, en una nota de voz, en el borde de una junta aburrida.
No son basura.
No son ideas caducadas.
Son semillas. Y hoy pueden valer más que nunca.
¿Por qué volver a ellas?
Porque en ese archivo olvidado está tu yo más libre, más valiente, más sin filtro.
Ese que no pensaba en métricas, ni en aprobaciones, ni en si era “relevante para el algoritmo”.
Y justo por eso…
Ahí hay oro.
Cómo convertir tus notas empolvadas en tu próximo gran movimiento:
- Relee con ojos de hoy
Lo que escribiste en otro momento no perdió valor. Solo estaba esperando madurar. Tu contexto cambió. Ahora puedes pulir esa idea con experiencia y dirección. - Escoge una y dale forma, no excusas
Abre esa carpeta, elige una sola idea, y trabájala. No para volverla perfecta, sino para volverla visible. Esa frase perdida puede ser tu próximo lead, post, taller, producto o detonador. - Tu pasado creativo es tu ventaja secreta
Nadie más tiene tus cuadernos. Nadie más tiene tus borradores. Son tuyos, con todo y su caos. Y ahí está el diferencial que te puede separar del resto. - Valen más ahora porque ya no estás en ceros
Lo que antes era potencial, hoy tiene estructura. Ya sabes más, ya entiendes mejor, ya puedes ejecutarlo. Esas ideas no están muertas. Están listas.
BONUS:
Tu disco duro no es solo memoria.
Es mina.
Y si lo exploras con intención, vas a encontrar no solo contenido…
Vas a reencontrarte con tu fuego.
Ese que no necesita permiso.
Solo un “hoy sí”.
(Sr)